Que hay muchos
temas que mejorar de este país sobre la educación es algo ya conocido por todos
pero no trata de decisiones políticas de lo que quiero hablar hoy. Y digo
esto porque el estudiante de arquitectura de primero se encuentra con obras,
arquitectos, artistas, movimientos y definiciones que en su vida ha visto en el
colegio y aunque entiendo que la arquitectura no atrae a todos por igual creo
que se debería de estudiar mucha más historia del arte donde se analizasen
obras arquitectónicas y pictóricas al igual que las ya conocidas
obras literarias que son de la misma importancia a mi parecer para entender la
historia desde el punto de vista artístico.
Frank Lloyd Wright, a él quería tratar hoy, si su nombre no
le suena, amigo, permítame decirle con todo el respeto del mundo que no hace
más que refutar lo dicho anteriormente. Este hombre fue el protagonista de
muchas de las más increíbles obras arquitectónicas del siglo
pasado y también ha sido un referente de la arquitectura moderna. Quizás no
conozca su vida ni sus obras pero seguro que vio alguna fotografía de su famosa
casa Kaufmann y pensó que no estaría nada mal vivir ahí. Y no es menos, si
siempre quiso vivir en una casa con una amplia comunicación con la naturaleza (y dispone usted de una buena cantidad de dinero),
Lloyd Wright era la persona más indicada para llevar a cabo su proyecto. Ya ha debido ver mi clara atracción por las viviendas de este arquitecto y por eso
quería llevar un poco su obra a ojos de todos, sobre todo a aquel que no ha
tenido la suerte de conocerlo.
“La forma sigue a la
función – ésto ha sido mal interpretado. Forma y función deben ser uno, unidos
en una unión espiritual”
Se podría resumir la obra de Wright con esta cita pues fue
uno de los grandes maestros del siglo XX y de la arquitectura orgánica y
funcional. Forma y función están entrelazados en sus edificios de modo que no
deja ninguna habitación o sala al azar y están todas cuidadas al milímetro. Se crió en una
granja de Wisconsin, de ahí la gran importancia de la naturaleza en sus obras.
Empezó a estudiar ingeniería pero lo dejó al morir su padre y en su primer
trabajo se dedicó a la comisión de viviendas del estudio de Dankmar Adler y
Louis Sullivan. Rechazó lo superficial y artificial de la arquitectura europea.
Durante toda su vida llevó a cabo las llamadas y muy conocidas casas de la
pradera.
PRINCIPIOS DE WRIGHT PARA LAS CASAS DE VIVIENDA Y DE LA PRADERA
1- La casa, el interior y el entorno han de considerarse como una unidad
2- Todo ha de responder a un programa único
3- Ninguna decoración, ningún cuadro en las paredes
4- Los techos bajos
5- Ventanas muy seguidas
6- Salas de estar, cocina y dormitorios, han de formar una
unidad
7- Se ha de evitar toda altura innecesaria
8- La casa debe ser de una pieza
y no algo compuesto
Con estas consideraciones propias, entre otras, llevó a cabo
una arquitectura orgánica muy ligada a su entorno, a la naturaleza y de mucho
interés arquitectónico. Todas ellas se han convertido hoy en día en referencias
de esta arquitectura y siguen suscitando interés en los amantes de este arte
que como yo idolatramos a este personaje.
CASA ROBIE (1910)
“Vivimos en la
pradera. La pradera tiene una belleza muy característica. Nosotros debemos
reconocer y acentuar esta belleza natural, su tranquila extensión. De ahí los
tejados de ligera pendiente, las pequeñas proporciones, las apacibles siluetas,
las chimeneas macizas, los saledizos protectores, las terrazas bajas y los
muros adelantados que limitan pequeños jardines”
-Frank Lloyd Wright-
La casa Robie revolucionaría conceptos arquitectónicos a
inicio del siglo, y ejercería influencia tanto en Estados Unidos como en
Europa. Esta vivienda ha sobrevivido también a una agitada historia a lo largo
de sus casi 100 años, desde la accidentada fortuna de sus dueños, su casi
demolición y su declaración como sitio Histórico Nacional.
En 1893 se realizó en Chicago la Exposición Universal,
también llamada World's Columbian Exposition, conmemorando el IV centenario del
descubrimiento de América. El lenguaje arquitectónico de la exposición era
básicamente clasisista, lo que fuera duramente criticado por Wright.
Pero entre los pabellones de la exposición, se encontraba
por primera vez un edificio japonés, el Ho o den, una réplica a mitad escala de
un templo del mismo nombre. Wright quedó muy impresionado por las
características de la arquitectura tradicional japonesa, su flexibilidad
espacial, la simpleza y sinceridad de sus materiales, los largos aleros y la
forma cómo ellos dejaban ingresar la luz al interior del espacio. Wright elogió
esta arquitectura como "más cercana a lo moderno" y acorde a "la
idea espiritual de lo natural y la simplicidad orgánica" (paradójicamente
mientras Wright se maravillaba de la arquitectura tradicional japonesa, los
propios nipones del periodo Meiji le daban la espalda, apostando por modelos
importados).
CASA COONLEY
CASA WILLITS
Diseñada en 1901, la casa Willits es considerada la primera gran Prairie House. Construida en Chicago, Highland Park, Illinois, la casa presenta una fachada simétrica a la calle. Al igual que en las demás podemos contemplar la capacidad de Wright para combinar a la perfección la arquitectura con la naturaleza. La planta es una cruz con cuatro alas que se extienden desde una chimenea central (Esto también se repite en muchas más casas). Además de vidrieras y pantallas de madera que dividen las habitaciones, Wright también diseñó la mayoría de los muebles.
CASA KAUFMANN O CASA DE LA CASCADA (FALLINGWATER)
Posiblemente su vivienda más conocida y a la vez las más
vistosa e impresionante. La construcción de la casa se llevó a cabo entre el
1936 y el 1939 y se encuentra en Bear Run, Pennsilvania. Esta vivienda fue un
encargo de Edgar Kaufmann, director de una gran empresa comercial de Pittsburg,
en 1935. Como ya se ha nombrado en las anteriores y como se puede comprobar a
simple vista la vivienda cuenta con una cuidada y estrecha relación con el
entorno utilizando los materiales de este. Hay un diálogo entre lo material y
la naturaleza pues lo sustentante (estructura, lo vertical) de la casa está
compuesta por las piedras del propio entorno y lo sustentado (lo horizontal) se
resuelve con hormigón de un color crema claro. La construcción de la casa fue
ardua y difícil a la par que costosa, prácticamente como todas las demás casas
de la pradera por lo que solo estaban al alcance de pocos afortunados.
El arquitecto cuidó cada detalle del interior hasta el punto
de estudiar la psicología humana y con los grandes ventanales elimina la
separación entre el interior y las terrazas. Al principio la familia Kaufmann
le pidió a Wright que la casa debía estar
situada bajo la cascada como contemplando el río pero fue el propio arquitecto el
que les convenció para situar la casa donde se colocó finalmente para que la
cascada diera la impresión de estar “dentro de la casa” y de esta forma la
vivienda parece “flotar o volar” ligeramente sobre el río y el bosque.
-Estructura del
edificio:
1- La casa consta de tres plantas escalonadas, composición
horizontal y compleja.
2- En la inferior hay una gran sala de estar, la base de la
chimenea, una gran terraza de hormigón por encima de la cascada.
3- En el piso superior hay una segunda terraza cuyo eje
forma un ángulo de 90° con la inferior, y sobresale sobre la inferior.
4- El eje vertical queda definido por la chimenea, de piedra
rústica, que sobresale por encima de la cubierta.
5- El edificio crece de dentro a fuera y se puede modificar.
6- La arquitectura orgánica no se concibe como una obra
cerrada, sino como una obra viva que puede cambiar.
7- Para Mies Van der Rohe no hay problema de ventanas y de
paredes porque niega el volumen y sólo se ocupa de los espacios.
8- La Falling Water House hace desaparecer cualquier
vestigio de planta regular.
9- La libertad de
planta de cada piso es absoluta, y se diseña en función de las necesidades
individuales.
Creo que no hace falta apuntar que la complejidad
estructural de la vivienda es muy grande y por ello hubo incluso problemas con
los obreros ya que creían que al quitar el encofrado la estructura de uno de
los vuelos se vendría abajo.
“El gran acto final de
Wright, el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York es un regalo de pura
arquitectura -o más bien de escultura. Es un helicoide espacial continuo, una
rampa circular que se expande mientras se enrolla vertiginosamente en torno a
un pozo de espacio sin obstrucción, coronado por una cúpula plana acristalada.
Una construcción sin costuras, el edificio evocado por Wright como “la onda
continua”. -Spiro Kostoff-
El Museo Solomon R. Guggenheim en Nueva York es sin duda uno de los más celebrados y a la vez más polémicos edificios de la arquitectura moderna. Es, junto a la Casa de la Cascada, la obra más famosa del maestro norteamericano Frank Lloyd Wright, quien recibió el encargo del museo a sus 76 años. Las formas curvas de la propuesta contrastan dramáticamente con el resto de la fábrica urbana neoyorquina, siendo a la vez un ente provocador e innovador. En su interior se encuentran algunas de las más importantes obras del arte moderno, incluyendo algunas de figuras como Vasily Kandisnky, Paul Klee, Pablo Picasso y Piet Mondrian.
El proyecto, sin embargo, se tomaría 15 años antes de ser
ejecutado, y muchas amargas discusiones entre el arquitecto, la oficina de
planeamiento de la ciudad, la fundación e incluso algunos artistas, que
llegaron a mandar una carta de protesta aduciendo que las paredes del museo no
serían lo suficientemente grandes para acomodar sus obras. Wright les respondió
“bueno, entonces que las corten por la mitad”. El museo, sin embargo se culminó
en 1959, aunque ninguno de sus grandes propulsores llegó a verlo culminado
(Solomón Guggenheim había muerto hacía 10 años y Frank Lloyd Wright murió 6
meses antes de la inauguración).
No hace falta recalcar lo que es obvio y es que estamos ante
uno de los mayores y mejores arquitectos que ha dado la arquitectura moderna en
todo el mundo. Su forma de ver la arquitectura, la relación entre espacios y
personas, recorridos y formas aúnan una gran mente pensante de la arquitectura,
una mente capaz de solucionar auténticos quebraderos de cabeza y a la vez
ornamentarlo y crear detalles simbólicos y de gran belleza artística.
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