miércoles, 21 de enero de 2015

Arquitectura y poder

La ciudad es el lugar donde uno se reconoce. Le Corbusier

En el libro La arquitectura del poder, de Deyan Sudjic y publicado por la Editorial Ariel encontramos una relación poco analizada: el arquitecto y el poder. La arquitectura históricamente usada como un instrumento de propaganda política y como símbolo de la imposición de los poderosos. 
Un capítulo poco conocido de la historia. En su narración Sudjic nos lleva de Sadam Hussein a Mitterand, pasando por Cesar Augusto o Napoleón III, los diferentes capítulos van desgranando momentos históricos y proyectos urbanísticos y arquitectónicos en los que el autor señala las ansias de los poderosos por ver reflejado física y espacialmente su poder. Y es que hasta el propio Obama tuvo un sueño de convertirse en arquitecto y quién sabe si, como otros, no ha convertido esa “vocación” en una trayectoria política. Por otro lado las relaciones entre Adolf Hitler y Albert Speer, el arquitecto oficial del III Reich, el arquitecto coreógrafo de los grandes despliegues militares que alucinaron a la población alemana y compungieron al mundo en la primera mitad del siglo pasado. Una buena forma de entender el significado altamente simbólico de la Cancillería alemana, mandada construir por Hitler para mayor gloria suya y, sobre todo, para impresionar a quienes pasaban a despachar con él. Una buena forma de entender también la grandilocuencia nazi al leer los planes de reconstrucción de Berlín para convertirlo en una nueva ciudad, Germania, que sería la nueva Roma del siglo XX. 
En la película "El Hundimiento" uno de los personajes principales de esta película era Albert Speer, arquitecto del Führer que aparecía reflejado como un hombre de mente templada pero totalmente fiel al partido. Hay una escena en la que Hitler revisaba una maqueta de su proyecto más ambicioso: La construcción de "Germania", que como decía en la película sintetizaba los estilos arquitectónicos de todas las épocas en una única ciudad del conocimiento. Un detalle muy interesante de la película es que Speer acude al bunker donde esta confinado Hitler para comunicarle que las obras de demolición habían sido canceladas hacia meses y que quería comunicárselo pues le cargaba la conciencia, demostrando así que aunque le era fiel, era consciente de lo absurdo del proyecto. Stalin, otro personaje fundamental de la historia del siglo pasado y que también entendió la construcción del espacio como una forma de representación de su poder y como una forma de ejercer ese mismo poder. Aquí el relato del libro se centra en los planes del dictador de convertir la Catedral de Cristo el Salvador en el Palacio de los Soviets, un edifico que reflejaría el poder del pueblo organizado y la superioridad de Stalin como líder supremo del pueblo. Para ello, llegó a convocar un concurso internacional de arquitectos en el que participaron las firmas más importantes del momento; nombres como Le Corbusier o Gropius presentaron sus proyectos, resultando finalmente ganador el proyecto presentado por Boris Iofan . El proyecto empezó a construirse pero la invasión alemana de 1941 dio por terminada precipitadamente su construcción y los materiales acabaron siendo utilizados para la construcción de puentes y estructuras defensivas, terminando de esta forma con el sueño constructivo de Stalin y de su arquitecto del poder. Benito Mussolini también tuvo sus aires de grandeza arquitectónica, quizá a un nivel inferior, y también dispuso de sus arquitectos de cabecera, destacando entre ellos a Marcelo Piacentini encargado de la construcción del barrio EUR, en la Exposición Universal de Roma en 1942, conocido como E42, pensado como continuación territorial de Roma y como forma de recuperar el esplendor imperial de la ciudad. En términos urbanísticos, E42 fue diseñado para dirigir la expansión de la ciudad hacia el suroeste, conectándola con el mar. La exposición planeada nunca tuvo lugar debido a la derrota italiana en la Segunda Guerra Mundial. En este punto es donde resulta sorprendente valorar que en la Exposición Internacional de París en 1937 se encontraron tres pabellones nacionales (Alemania, URSS e Italia) firmados por el trío de arquitectos del poder (Speer, Iofan y Piacentini), en un encuentro que hoy produce espanto, de los líderes de la estética totalitaria. Un momento histórico en el que, por otro lado, la II República Española trataba de hacerse oír internacionalmente en un grito de auxilio presentando un notable pabellón que incluía el Guernica, un símbolo de estética antitotalitaria. En los últimos capítulos donde aparecen nombres más actuales de la arquitectura como Santiago Calatrava o Frank Gehry y hay sitio para el efecto Guggenheim o el síndrome de los rascacielos. Se cuenta cómo la arquitectura también es un instrumento para inventar naciones (Yugoslavia, Irán, Turquía), un instrumento para remarcar la identidad nacional en tiempos de incertidumbres (los empeños de Mitterrand por levantar a toda costa el Louvre y el Grande Arche de La Defense) o un instrumento para extender el poderío cultural estadounidense. ¿Dónde está hoy el poder? ¿Quién está construyendo las grandes representaciones del poder económico? Está bien claro: Dubai con su obsesión de contar con la arquitectura más osada o la que deberíamos llamar la arquitectura del exceso y China envuelta en una carrera desarrollista sin medida provocando grandes encuentros raciales que parecen no importarle. En México también contamos con estos momentos de arquitectura y poder no citados en este libro pero que bien podríamos anotarlos más adelante, porfiriato aparte, donde se retratan claramente el desarrollo y evolución de una sociedad que con gusto, a cambio del "progreso", se sometía a una dictadura…



Germania, la "superciudad" de Hitler



Valle de los caídos, monumento promovido por Francisco Franco



Hotel Ryugyong, Kim Jong Il



Palacio del Pueblo en Bucarest, Ceaucescu



Mausoleo de Mao Zedong, MaoTse-tung



Extracto de “La Arquitectura del poder” Deyan Sudjic , ed. Ariel, Barcelona, 2007. pag. 263-267

“Todos los países usan sus museos como parte de un repertorio de instrumentos que les permitan definirse. En Gran Bretaña, cuando Tschumi intentaba construir una imagen de Grecia, tanto la Tate Gallery como el Victoria and Albert Museum estaban reformando sus instituciones y renovando sus objetos empleados desde que se inauguraron en el siglo XIX para crear un concepto de los británico. Ambos comparten cierta ambigüedad hacia esos objetos, una ambigüedad que puede interpretarse como una deconstrucción de una identidad y también como una celebración de la misma. Si bien tanto las nuevas galerías recién inauguradas de la Tate Britain como las V&A British Galleries son de mayor tamaño de lo que habría sido el museo del Partenón, son invisibles al mundo exterior. Gran Bretaña prefiere expresarse reformando edificios antiguos a construir llamativos edificios nuevos. La Tate Britain se ha convertido en la repisa de la chimenea de la nación. Una serie de dibujos de Blake comparten una mesa con un retrato del poeta Chatterton en su lecho de muerte, mientras que justo enfrente cuelga la curiosa imagen creada por Turner de un Bonaparte triste y derrotado. No deja de ser una galería de arte, pero también es depositaria de los recuerdos favoritos de la nación. En las V&A British Galleries se pueden ver la repisa de la chimenea y también sus adornos. Allí puede verse la cama de Melville House con su esplendido terciopelo de Génoca carmesí, la sala de música de Chicksands Priory..[…]

La otra tradición de la que nace el museo esta muy bien representada por la prodigiosa Ciudad de la Cultura de Peter Eisenman que esta construyéndose en las afueras de Santiago de Compostela. El proyecto incluye un teatro de la ópera, una biblioteca, un museo y un complejo de instituciones académicas sobre una colina. Su objetivo es proporcionar nuevos recursos económicos a una ciudad que antaño prosperó con los peregrinos atraídos por las reliquias santas que los gallegos se habían procurado. También sirve para inmortalizar el recuerdo de Manuel Fraga, el político veterano que inició su carrera durante el franquismo, que encargó la Ciudad de la Cultura cuando estaba a punto de cumplir ochenta años y que se aferró al poder para verla acabada. Santiago de Compostela depende de importantes ayudas de Madrid y Bruselas y se muestra muy reacia a enfrentarse a los problemas prácticos que supone tener un teatro de la ópera en una ciudad donde no hay tradición de ir a la ópera.

No mucho después de fracasar el proyecto de Koolhaas para LACMAX, un organismo hasta entonces desconocido llamado Agencia para el Desarrollo del Este de Inglaterra convocó lo que se llamó, con una desproporción casi cómica, un concurso internacional para encontrar “un proyecto visionario de un edificio monumental, o una serie de edificios monumentales”. La agencia dijo que buscaba “un icono que fomente una sensación de identidad en toda la región”. El proyecto formaba parte de su estrategia de presentar el este de Inglaterra como una “región de ideas” , y también era muestra de hasta que punto se había propagado la manía por la arquitectura exhibicionista. No se especificó ningún lugar, ni se había adjudicado el dinero, lo que no inspiro mucha confianza, pero un miembro del consejo de administración afirmó que semejantes ilusiones eran “una oportunidad ideal para que nos unamos como región y decidamos presentarnos al resto del mundo”. Descartando la dolorosa probabilidad de que el resto del mundo siga mostrando la misma indiferencia hacia el este de Inglaterra que manifestó a partir del declive del comercio de la lana en el siglo XV, es fácil adivinar lo que pretendían: una especie de teatro de la ópera con el pez de titanio de Frank Gehry en forma de mancha deforme o un puente gratuitamente excéntrico como los de Santiago Calatrava. Esta clase de concursos se ha vuelto la norma, conduciendo inevitablemente al tipo de arquitectura que parece diseñada para emplear como telón de fondo en anuncios de coches por televisión o para poner en un pisapapeles con una tormenta de copos de nieve como los de la Torre Eiffel. La búsqueda del icono arquitectónico se ha convertido en el tema más ubicuo del diseño contemporáneo. Para poder destacar en una larga serie de páramos industriales en decadencia, barriadas rurales y áreas de desarrollo, todos igual de malaventurados e igual de empeñados en construir su propio icono para que el mundo inicie un peregrinaje hasta sus puertas, un edificio tiene que presentar algo que llame realmente la atención. Un Bilbao puede causar sensación y salir en todos los titulares, pero si se repite el truco, disminuye el efecto de la arquitectura, porque cada edificio sensacional nuevo debe eclipsar al anterior. Se produce una suerte de hiperinflación, el equivalente arquitectónico de la devaluación de la moneda de la República de Weimar.

Ahora todo el mundo quiere un icono. Quieren que un arquitecto haga lo mismo que hizo el Guggenheim de Gehry para Bilbao y el teatro de la ópera de Jorn Utzon para Sydney. Cuando por fin se inauguró el Walt Disney Hall en Los Ángeles, en la mayoría de los discursos de la ceremonia de inauguración se habló más de cómo la nueva sala de conciertos afectaría a la imagen de la ciudad que de su acústica.

Sin duda, no es ésta una manera infalible de conseguir una arquitectura discreta y con tacto, o incluso de calidad. El efecto de tanta preocupación por crear una imagen es tan perjudicial para los arquitectos como para las ciudades que los contratan. Nunca se ha dado que tanta arquitectura de alta visibilidad fuera diseñada por tan poco gente. A veces parece como si sólo hubiera treinta arquitectos en todo el mundo, el circo volador de viajeros eternos. Veinte de ellos se toman a si mismos bastante en serio como para reconocer la presencia de otro miembro del circulo mágico cuando se encuentran en la sala de primera de Heathrow; los otros diez se han quedado ya sin fuerzas tras haber sido adelantados por sus colegas, aunque de momento todavía pueden captar clientes gracias a sus glorias pasadas. Juntos forman el grupo que da los nombres una y otra vez cuando otra ciudad tristemente engañada se pone en acción con la falsa idea de que va a superar el Guggenheim de Bilbao con una galería de arte que parecerá un choque de trenes, un platillo volador o un hotel en forme de meteorito de veinte plantas. Se les ve en Nueva York y en Tokio, y salvo dos excepciones son todos hombres; están en el avión rumbo a Guadalajara y Seattle, en Amsterdam y por supuesto por toda Barcelona. Y ahora empiezan a converger en Pekin. Se van encontrando una y otra vez, participando en los mismos concursos convocados por invitación, y aparecen en el estrado del premio Pritzker y en los jurados que eligen los ganadores de los concursos en los que ellos no participan. ¿Y esto por que es así? En parte porque la arquitectura ha conseguido dejar su impronta en una cultura más amplia de un modo que nunca había hecho antes: ahora la gente se fija en los edificios. El problema es que dado lo extraña que es buena parte de la arquitectura contemporánea, ¿como pueden los clientes saber que su accidente de trenes, su meteorito o su platillo volador en concreto va a ser el hito que buscaban y no la pila de basura que en el fondo sospechan que es?

La respuesta es que no pueden saberlo. Así que dependen de esa lista de de treinta nombres de arquitectos que los diseñaron antes. Son los que tienen licencia para ser raros. El que contrata a uno de ellos puede estar seguro de que nadie se burlara de él. Es como comprar un traje de la marca adecuada cuando uno no entiende de moda. Pero es un arma de doble filo. Cuantos mas proyectos acaparan esos pocos nombres, menos nombres quedan para elegir en el próximo proyecto. El resultado es que la arquitectura se convierte en una actividad brutalmente dividida, atrapada entre la hambruna y la glotonería O bien los arquitectos tienen demasiado trabajo para concentrarse en el como es debido y, por lo tanto, echan a perder su reputación al parodiarse a si mismos , o tienen tan poco trabajo que la ampliación de una cocina puede convertirse en la obra de su vida y, por lo tanto, se mueren de hambre. Eso favorece bien poco a los supuestos beneficiarios del proceso. Asimismo, la continua atención y el bombo tienen un efecto preocupante en alguno de los miembros mas sugestionables del circo volador. Y es que empiezan a creérselo. No pueden evitar un asomo de burla despectiva hacia cualquier arquitecto que no pertenezca al circulo encantado y que no este presente en la sala en un momento dado. Pero ademas esta la constante preocupación de que los eclipsen al temer que su pertenencia al grupo sea temporal. Es el resultado natural de la extraña búsqueda del icono que invadió la arquitectura.

Santiago Calatrava, la versión oscura y kitsch de la inventiva juguetona y libre de Gehry, sigue considerándose arquitecto. Pero en realidad ha renunciado a diseñar edificios para concentrarse en la producción de iconos. Creo la estación de transito masivo en la Zona Cero, con sus elevadas alas de cristal que apuntan al cielo y su pico de acero que toca el suelo y que recuerda de manera molesta al logo de American Airlines. Su teatro de la ópera de Valencia parece el esqueleto blanqueado de una criatura marina prehistórica inflado a gran escala. Calatrava no para de inaugurar puentes nuevos para añadir a una colección que incluye muestras de Bilbao, Mérida, Manchester y Venecia. De un manera conmovedora, sigue insistiendo en dar una excusa funcional. Al examinar de cerca sus dibujos de los que a primera vista podría parecer una propuesta para inflar una langosta a tamaño rascacielos y construirla con hormigón reforzado, se vera una etiqueta muy útil y descriptiva: por ejemplo, “teatro de la ópera”. O en el caso de la cola de ballena que construyo para Milwaukee , la etiqueta dice con la misma economía de medios surrealista: “galería de arte”. Por supuesto, en la ampliación de Calatrava apenas hay espacio para la galería: esta allí solo para llamar la atención, para recordar al mundo que la galería existe. Se inauguró con siete meses de retraso, y su construcción costo tanto que que el museo sustituyo al director y redujo el personal. Calatrava puede considerarse el mayor beneficiario o la principal victima de la repentina manía por la construcción de iconos. Empezó su carrera proyectando estructuras hermosamente diseñadas con una gran economía de medios. Pero sus clientes, cada vez mas ambiciosos lo condenaron a repetirse, cada vez con efectos especiales cada vez mas llamativos para llamar nuestra atención. Calatrava diseñó lo que se supone es una sala de conciertos en Santa Cruz de Tenerife, una ciudad con 250.000 habitantes. Oficialmente, se dijo que la estructura de cemento blanco parece una ola que rompe en el paseo marítimo. Los menos comprensivos la interpretarían como una representación gigantesca del velo de una monja , o incluso como una especie de imitación del lejano Sydney. En cualquier caso es el clásico proyecto “iconico”: un edificio cultural, diseñado con una importante subvención de fondos públicos, con la clara intención de conseguir que una ciudad desconocida salga en las páginas de las revistas de las compañías aéreas. Calatrava es un fuera de seria y todo el mundo sabe que es ingeniero ademas de arquitecto, una combinación que le ha permitido hacer ver que su obra esconde una lógica interna, lo que la da la excusa para lo que, de lo contrario, podría quedar como un exhibicionismo descarado. Calatrava desprende del tufillo propio de la imagen de la espiritualidad que acompaña a los que dicen encontrar un orden oculto en los copos de nieve, las hojas de hierba y los cristales de roca. A partir de allí se ha inventado una especia de gótico alterado geneticamente que es ahora el tema principal de su obra. O tal vez sea un Gaudí prefabricado sacado a metros de un tubo de pasta de dientes. Su brillante calidad visual es suficiente distracción para que sus clientes se pregunten por qué exactamente su ampliación de la galería de arte de Milwaukee tiene que parecer una cola de ballena, o por qué su teatro de la ópera de Valencia debe tener una estructura que recuerda a un molusco, o por qué necesita el justificarlo en términos funcionales. O por qué su tejado para el estadio olímpico de Atenas era tan complejo que no se termino hasta pocos días antes de la ceremonia de inauguración de los Juegos.

El museo ha sido siempre el tipo de construcción mas vulnerable entre los edificios que pecan de esa tendencia, porque es con el que es más fácil jugar. Los arquitectos pueden manipularlo, pero el verdadero problema surge cuando la gente intenta hacer lo mismo con una biblioteca pública o un plan de viviendas. Sin embargo, cuanto mayor es el numero de los clientes que siguen pidiendo iconos, menor es la tendencia de una nueva generación de arquitectos a complacerlos. Los edificios banales, estridentes, exhibicionistas, sufren las consecuencias de la ley de los rendimientos decrecientes. La acertada respuesta de los artistas mas jóvenes que poseen una visión estratégica – por ejemplo, Foreign Office Architects – es diseñar edificios que, como la terminal de edificios de Yokohama, no puedan reducirse a un logo.Y el museo nuevo de más éxito en Estados Unidos es una vieja fábrica de cajas de cartón a orillas del río Hudson, desprovisto de cualquier tipo de monumentalismo afectado. Tal vez, como el art nouveau, que floreció brevemente a finales del siglo XIX, el icono se volvió ubicuo justo cuando estaba a punto de desaparecer.”


Deyan Sudjic

Escena Mediterránea

Os dejo este link al programa retransmitido en TVE " Edificios" para que podáis ver algunas obras realizadas en España que me han parecido interesantes, sobre todo el auditorio y palacio de congresos Doña Infanta Elena del Estudio Barozzi Veiga. Muy recomendable




http://www.rtve.es/alacarta/videos/edificios/edificios-escena-mediterranea/2870438/

http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-100337/auditorio-y-palacio-del-congreso-infanta-dona-elena-estudio-barozzi-veiga



Habitando un depósito de agua


Chateau d'Eau, Steenokkerzeel, Bélgica




El depósito de agua se construyó durante la Segunda Guerra Mundial.




Esta torre prestó sus servicios hasta finales de los años noventa, momento a partir del cuál pasó a formar parte del paisaje sin que nadie supiera que hacer con ella hasta que en 2004 entró a formar parte de un programa para la protección y conservación de monumentos.




De esta manera, el exterior de la torre se restauró completamente respetando su forma original.




La renovación para convertirse en vivienda unifamiliar corrió a cargo de Bham Design en 2007. De esta manera, la torre del agua pasó a destinarse a dos perfiles de usuarios diferentes. Uno para uso privado, que es el principal, correspondiente a una pareja que vive su día a día en la torre. El otro, una o dos veces al mes, se alquila parte del edificio para eventos muy exclusivos de gestión como reuniones de negocios, etc.

En el interior se ha respetado los elementos antiguos como la estructura principal del agua, los techos, la escalera o el depósito del agua integrándolos a la perfección con la decoración actual, uniendo lo viejo con lo nuevo dándole un aspecto muy original y acogedor a las estancias.

En la planta 0 tenemos la entrada principal de la casa y el garaje con capacidad para dos coches.
En la primera planta se encuentra una espaciosa sala para los eventos más importantes.En la segunda planta está el dormitorio de invitados y la oficina.
El cuarto de baño está en la tercera planta y se encuentra completamente equipado.La casa también dispone de una agradable compañía gatuna.
En la cuarta planta estaría el dormitorio principal de la casa.
En la quinta planta se encuentra una amplia sala multufuncional donde podemos ver el salón de la casa y la cocina y el comedor.
Esta planta nos ofrece unas increíbles vistas del aeropuerto con los aviones aterrizando.
Toda la casa está completamente domotizada.
En la parte de arriba se abre una impresionante terraza con unas maravillosas vistas.
Las vistas que nos proporciona la terraza son a 360º.






























Frank Lloyd Wright, arte, innovación y perfección


  Que hay muchos temas que mejorar de este país sobre la educación es algo ya conocido por todos pero no trata de decisiones políticas de lo que quiero hablar hoy. Y digo esto porque el estudiante de arquitectura de primero se encuentra con obras, arquitectos, artistas, movimientos y definiciones que en su vida ha visto en el colegio y aunque entiendo que la arquitectura no atrae a todos por igual creo que se debería de estudiar mucha más historia del arte donde se analizasen obras arquitectónicas y pictóricas al igual que las ya conocidas obras literarias que son de la misma importancia a mi parecer para entender la historia desde el punto de vista artístico.
   
   Frank Lloyd Wright, a él quería tratar hoy, si su nombre no le suena, amigo, permítame decirle con todo el respeto del mundo que no hace más que refutar lo dicho anteriormente. Este hombre fue el protagonista de muchas de las más increíbles obras arquitectónicas del siglo pasado y también ha sido un referente de la arquitectura moderna. Quizás no conozca su vida ni sus obras pero seguro que vio alguna fotografía de su famosa casa Kaufmann y pensó que no estaría nada mal vivir ahí. Y no es menos, si siempre quiso vivir en una casa con una amplia comunicación con la naturaleza (y dispone usted de una buena cantidad de dinero), Lloyd Wright era la persona más indicada para llevar a cabo su proyecto. Ya ha debido ver mi clara atracción por las viviendas de este arquitecto y por eso quería llevar un poco su obra a ojos de todos, sobre todo a aquel que no ha tenido la suerte de conocerlo.



“La forma sigue a la función – ésto ha sido mal interpretado. Forma y función deben ser uno, unidos en una unión espiritual”

   Se podría resumir la obra de Wright con esta cita pues fue uno de los grandes maestros del siglo XX y de la arquitectura orgánica y funcional. Forma y función están entrelazados en sus edificios de modo que no deja ninguna habitación o sala al azar y están todas cuidadas al milímetro. Se crió en una granja de Wisconsin, de ahí la gran importancia de la naturaleza en sus obras. Empezó a estudiar ingeniería pero lo dejó al morir su padre y en su primer trabajo se dedicó a la comisión de viviendas del estudio de Dankmar Adler y Louis Sullivan. Rechazó lo superficial y artificial de la arquitectura europea. Durante toda su vida llevó a cabo las llamadas y muy conocidas casas de la pradera.

PRINCIPIOS DE WRIGHT PARA LAS CASAS DE VIVIENDA Y DE LA PRADERA

1- La casa, el interior y el entorno han de  considerarse como una unidad
2- Todo ha de responder a un programa único
3- Ninguna decoración, ningún cuadro en las paredes
4- Los techos bajos
5- Ventanas muy seguidas
6- Salas de estar, cocina y dormitorios, han de formar una unidad
7- Se ha de evitar toda altura innecesaria
8- La casa debe ser de una pieza y no algo compuesto              
   
   Con estas consideraciones propias, entre otras, llevó a cabo una arquitectura orgánica muy ligada a su entorno, a la naturaleza y de mucho interés arquitectónico. Todas ellas se han convertido hoy en día en referencias de esta arquitectura y siguen suscitando interés en los amantes de este arte que como yo idolatramos a este personaje.

CASA ROBIE  (1910)



“Vivimos en la pradera. La pradera tiene una belleza muy característica. Nosotros debemos reconocer y acentuar esta belleza natural, su tranquila extensión. De ahí los tejados de ligera pendiente, las pequeñas proporciones, las apacibles siluetas, las chimeneas macizas, los saledizos protectores, las terrazas bajas y los muros adelantados que limitan pequeños jardines”  
-Frank Lloyd Wright-

   La casa Robie revolucionaría conceptos arquitectónicos a inicio del siglo, y ejercería influencia tanto en Estados Unidos como en Europa. Esta vivienda ha sobrevivido también a una agitada historia a lo largo de sus casi 100 años, desde la accidentada fortuna de sus dueños, su casi demolición y su declaración como sitio Histórico Nacional.

   En 1893 se realizó en Chicago la Exposición Universal, también llamada World's Columbian Exposition, conmemorando el IV centenario del descubrimiento de América. El lenguaje arquitectónico de la exposición era básicamente clasisista, lo que fuera duramente criticado por Wright.

   Pero entre los pabellones de la exposición, se encontraba por primera vez un edificio japonés, el Ho o den, una réplica a mitad escala de un templo del mismo nombre. Wright quedó muy impresionado por las características de la arquitectura tradicional japonesa, su flexibilidad espacial, la simpleza y sinceridad de sus materiales, los largos aleros y la forma cómo ellos dejaban ingresar la luz al interior del espacio. Wright elogió esta arquitectura como "más cercana a lo moderno" y acorde a "la idea espiritual de lo natural y la simplicidad orgánica" (paradójicamente mientras Wright se maravillaba de la arquitectura tradicional japonesa, los propios nipones del periodo Meiji le daban la espalda, apostando por modelos importados).




CASA COONLEY






COMPLEJO CASA MARTIN






CASA WILLITS




Diseñada en 1901, la casa Willits es considerada la primera gran Prairie House. Construida en Chicago, Highland Park, Illinois, la casa presenta una fachada simétrica a la calle. Al igual que en las demás podemos contemplar la capacidad de Wright para combinar a la perfección la arquitectura con la naturaleza. La planta es una cruz con cuatro alas que se extienden desde una chimenea central (Esto también se repite en muchas más casas). Además de vidrieras y pantallas de madera que dividen las habitaciones, Wright también diseñó la mayoría de los muebles.


CASA KAUFMANN O CASA DE LA CASCADA (FALLINGWATER)







   Posiblemente su vivienda más conocida y a la vez las más vistosa e impresionante. La construcción de la casa se llevó a cabo entre el 1936 y el 1939 y se encuentra en Bear Run, Pennsilvania. Esta vivienda fue un encargo de Edgar Kaufmann, director de una gran empresa comercial de Pittsburg, en 1935. Como ya se ha nombrado en las anteriores y como se puede comprobar a simple vista la vivienda cuenta con una cuidada y estrecha relación con el entorno utilizando los materiales de este. Hay un diálogo entre lo material y la naturaleza pues lo sustentante (estructura, lo vertical) de la casa está compuesta por las piedras del propio entorno y lo sustentado (lo horizontal) se resuelve con hormigón de un color crema claro. La construcción de la casa fue ardua y difícil a la par que costosa, prácticamente como todas las demás casas de la pradera por lo que solo estaban al alcance de pocos afortunados.

   El arquitecto cuidó cada detalle del interior hasta el punto de estudiar la psicología humana y con los grandes ventanales elimina la separación entre el interior y las terrazas. Al principio la familia Kaufmann le pidió a Wright que la casa debía estar situada bajo la cascada como contemplando el río pero fue el propio arquitecto el que les convenció para situar la casa donde se colocó finalmente para que la cascada diera la impresión de estar “dentro de la casa” y de esta forma la vivienda parece “flotar o volar” ligeramente sobre el río y el bosque.



   -Estructura del edificio:
1- La casa consta de tres plantas escalonadas, composición horizontal y compleja.
2- En la inferior hay una gran sala de estar, la base de la chimenea, una gran terraza de hormigón por encima de la cascada.
3- En el piso superior hay una segunda terraza cuyo eje forma un ángulo de 90° con la inferior, y sobresale sobre la inferior.
4- El eje vertical queda definido por la chimenea, de piedra rústica, que sobresale por encima de la cubierta.
5- El edificio crece de dentro a fuera y se puede modificar.
6- La arquitectura orgánica no se concibe como una obra cerrada, sino como una obra viva que puede cambiar.
7- Para Mies Van der Rohe no hay problema de ventanas y de paredes porque niega el volumen y sólo se ocupa de los espacios.
8- La Falling Water House hace desaparecer cualquier vestigio de planta regular.
9- La libertad  de planta de cada piso es absoluta, y se diseña en función de las necesidades individuales.

   Creo que no hace falta apuntar que la complejidad estructural de la vivienda es muy grande y por ello hubo incluso problemas con los obreros ya que creían que al quitar el encofrado la estructura de uno de los vuelos se vendría abajo.

MUSEO GUGGENHEIM DE NUEVA YORK








“El gran acto final de Wright, el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York es un regalo de pura arquitectura -o más bien de escultura. Es un helicoide espacial continuo, una rampa circular que se expande mientras se enrolla vertiginosamente en torno a un pozo de espacio sin obstrucción, coronado por una cúpula plana acristalada. Una construcción sin costuras, el edificio evocado por Wright como “la onda continua”. -Spiro Kostoff-

El Museo Solomon R. Guggenheim en Nueva York es sin duda uno de los más celebrados y a la vez más polémicos edificios de la arquitectura moderna. Es, junto a la Casa de la Cascada, la obra más famosa del maestro norteamericano Frank Lloyd Wright, quien recibió el encargo del museo a sus 76 años. Las formas curvas de la propuesta contrastan dramáticamente con el resto de la fábrica urbana neoyorquina, siendo a la vez un ente provocador e innovador. En su interior se encuentran algunas de las más importantes obras del arte moderno, incluyendo algunas de figuras como Vasily Kandisnky, Paul Klee, Pablo Picasso y Piet Mondrian.

El proyecto, sin embargo, se tomaría 15 años antes de ser ejecutado, y muchas amargas discusiones entre el arquitecto, la oficina de planeamiento de la ciudad, la fundación e incluso algunos artistas, que llegaron a mandar una carta de protesta aduciendo que las paredes del museo no serían lo suficientemente grandes para acomodar sus obras. Wright les respondió “bueno, entonces que las corten por la mitad”. El museo, sin embargo se culminó en 1959, aunque ninguno de sus grandes propulsores llegó a verlo culminado (Solomón Guggenheim había muerto hacía 10 años y Frank Lloyd Wright murió 6 meses antes de la inauguración).


No hace falta recalcar lo que es obvio y es que estamos ante uno de los mayores y mejores arquitectos que ha dado la arquitectura moderna en todo el mundo. Su forma de ver la arquitectura, la relación entre espacios y personas, recorridos y formas aúnan una gran mente pensante de la arquitectura, una mente capaz de solucionar auténticos quebraderos de cabeza y a la vez ornamentarlo y crear detalles simbólicos y de gran belleza artística.

jueves, 15 de enero de 2015

La televisión y la arquitectura


   Desde la invención de la primera televisión a principios del siglo pasado esta se ha ido convirtiendo indudablemente en uno de los elementos más utilizados por el hombre durante el día. La televisión ha llevado a nuestras casas la llegada del hombre a la luna, los juegos olímpicos y los mundiales de fútbol al igual que noticias desde el frente de batalla y de catástrofes naturales. En muchas ocasiones este medio de información se convirtió en un elemento para mover masas y hoy en día los programas de televisión y emisiones son un tema corriente en las conversaciones.

La televisión ha llegado a ser en la arquitectura el elemento donde se organiza la vivienda familiar pues en torno a ella se organizan salones y salas de estar. No sabemos qué dirían arquitectos como Lloyd Wright sobre esto pero el caso es que es una realidad, es raro ver una vivienda de un país desarrollado que no incluya en una de sus estancias una televisión y lo que pensé fue, una vez admitida la inserción de la televisión en las casas, ¿qué nos puede enseñar esta de la arquitectura? ¿Dónde podemos ver o contemplar arquitectura en televisión o cuando se ha utilizado la arquitectura en ella?

Lo primero que me vino a la cabeza fueron los anuncios de coches, aunque parezca extraño dicha idea, por no ver una relación directa entre ambos podemos ver como las empresas automovilísticas utilizan escenarios de grandes y luminosas ciudades para mostrar al mundo sus nuevos diseños. No es nada raro ver un coche de estudiadas curvas con las formas estudiadas de la arquitectura y si nunca se dieron cuenta les dejo unas fotos y ejemplos sobre esto.








En estos anuncios siempre se dan las mismas características, edificios modernos o emblemáticos y el uso de las luces, ya sean artificiales o naturales, y las sombras.

Aunque quizás donde se puede contemplar claramente la arquitectura en televisión es en el cine. Muchas películas se ruedan en edificios emblemáticos de todo el mundo, aquí en Sevilla tenemos el ejemplo del rodaje de varias películas conocidas como es “Star Wars” o “Lawrence de Arabia” en la plaza de España, para mi gusto el edificio de más belleza de nuestra ciudad.






Otras películas exploran otras formas de incluir la arquitectura en su trama y se valen de ellas para mostrar la realidad donde se desenvuelven los personajes. Es el caso de las películas de ciencia ficción donde se atreven a incluir, imaginar y modelar edificios y a veces ciudades enteras para mostrarnos como es la forma de vida y como incluso se relaciona la gente en un supuesto futuro o dimensión paralela. Hay muchísimos ejemplos y a buen recaudo seguro que en pocos segundos se les viene alguna imagen de ciudades así. He hecho una pequeña lista de ejemplos que pasaré a explicar brevemente.

   -Una película que me llamó la atención su arquitectura es "Oblivion" dirigida por Joseph Kosinski. En ella se muestra una vivienda, donde residen los protagonistas bastante peculiar y futurista. Al parecer la estructura estuvo inspirada en la casa Stahl o Case Study 22 con finas líneas y grandes fachadas de vidrio. Pero lo que más llama la atención es que esta vivienda flota o se eleva sobre las nubes de un planeta tierra devastado como si los arquitectos del futuro hubieran conseguido burlar la gravedad y esto nos permitiese construir directamente en el cielo. Fue el propio director, licenciado en arquitectura, el que modeló el 3D  de la casa lo cual explica la fuerte importancia de esta en toda la película.



   -Otro ejemplo es “Children of men” ubicada en un futurista Londres de 2027.
La película nos muestra una ciudad que se encuentra sobrepoblada, funcionando como una urbe amurallada separada militarmente del exterior. Sus espacios públicos están llenos de graffitis, llenos de mensajes de desesperación, de suplicas que no pueden ser escuchadas... porque ya a nadie le importa lo que digan los demás.



   -Muchas de estas películas muestran un futuro caótico y pesimista, no es el caso de la película “Yo Robot” situada en el Chicago de 2035. Dentro de esta nos encontramos con una ciudad automática, reflejada sobre todo en los medios de transporte urbanos. Gigantescas autopistas atraviesan la ciudad por sobre el nivel del suelo en segundos y terceros niveles, mezclándose con líneas de tren bala que ofrecen al hombre un método eficiente y rápido de transporte. Las personas conviven con los robots y estos mejoran la forma de vida de los humanos.





¿Se acercan las imágenes de estas películas a nuestro futuro? Esperemos que muchas de ellas se equivoquen pues nos encontraremos el día de mañana viviendo en ciudades frías, controlados en cualquier esquina y donde se palpan ambientes de pesimismo, alienación e indiferencia frente a lo que tenemos alrededor. Pero como eso no lo sabemos lo que podemos hacer es hacer nosotros mismo la arquitectura que queremos para nuestros hijos sin perder el sentido de la arquitectura y el objetivo de por y para la persona.